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¿Qué (narices) pasa conmigo?

Alterno la ilusión desbordante con la apatía más profunda, la alegría con el odio y la calma con la tristeza más severa hacía todo aquello que soy. Me muevo entre la nostalgia (de nuevo la nostalgia) la ansiedad y el futuro, sin caer en la cuenta de que todo eso es mentira: lo uno por pasado y lo otro porque, a este ritmo, no llegará. Y no llegará porque yo no llegaré. Me sorprendo y asusto con frecuencia en medio de pequeños ataques de ansiedad que limitan mi capacidad de respirar y de pensar. Ando por donde no sé andar y por donde a veces fantaseo con andar: en la cuerda floja o el filo de una montaña con el abismo a ambos lados. Sin embargo no tiene nada de romántico, más bien es asqueroso. Siento, sufro, todo el pesado lastre que arrastro, percibo claramente como  frena mis, por otra parte, escasas ganas de ir a alguna parte. He renunciado a escapar de esta habitación que yo mismo he construido a base de muros de excusas y techo de cristal para que la visión del exterior m

En guerra con el tiempo (de nuevo)

Me empeño en, siempre que mi empeño se sale con la suya, pasar por experiencias que me hacen sentir (medio) vivo, con las que (creo) disfruto y que puede que me sirvan para algo. Me empeño también en hacerlo sabiendo que después aparece el más inmenso vacío y desolación por perder, de nuevo, lo que en realidad nunca he tenido. La montaña rusa perfecta existe: mi (des)equilibrio emocional haría vomitar de vértigo a casi cualquiera que subiera por primera vez Vuelvo una y otra vez al mismo sitio, como sino fuera suficiente con una vez, como si me quedaran dudas de lo que sentiré: dudas sobre la certeza ineludible e inamovible, por si acaso esta vez fuera diferente y el cielo pudiera ser tierra, o al revés. Y me siento frustrado y culpable por sentirme vacío, pero sobretodo por sentirme vacío sabiendo que pasaría. Porque ha pasado más veces, porque pasa siempre que me desnudo y abro por completo, casi siempre, delante de semidesconocidxs. Pero tengo esa necesidad de mostrarme, de

Suicidio y miedo al miedo.

Escribes suicidio en google y lo primero que aparece es el teléfono de la esperanza ¿en serio google? de que tipo de broma macabra se trata: ¿esperanza? ¿de verdad esa es la mejor respuesta posible?. De (más) joven fantaseaba con la idea de acabar con mi vida a los 23, si es que mi vida no acaba conmigo antes de ese día. Tenía perfectamente detallados diversos planes de acción para ejecutar mi decisión de morir si mi vida no cambiaba significativamente para el día que cumpliera esos 23. Había seleccionado el edificio de 7 plantas (ni una más ni una menos) desde el que podría volar sobre el vacío para acabar estrellándome contra el suelo (muy) poco después. Conocía perfectamente los accesos a la azotea, se trataba de un portal que siempre estaba abierto durante el día, y también la mayoría de las noches, había subido y bajado las escaleras (sí, los 7 pisos) decenas de veces y me había asomado desde allá arriba otra decena de veces. Por decidir, tenía incluso elegida la ropa que llev

Nostalgia, complejidad, angustia y de nuevo nostalgia

Hace ya algunos años (15) presenté y publicaron un ensayo sobre la diversidad de variables que condicionan y moldean la persona que somos y como ser de otra manera hubiera sido posible, pero bastante improbable (el ensayo completo:  un niño normal ). Este ensayo contiene las que a mí juicio eran las variables más significativas en la conformación de la, por aquel entonces, la persona que era (o mejor, se comportaba). Más adelante descubrí al Teoría de la Identidad Social (Tujfel y Turner, 1979: más info para ampliar sobre la TIS: Teoría identidad social ) que medio en broma o medio en serio digo que cambió mi vida. Y de hecho algo cambió puesto que me facilitó comprender el porqué y el para qué de muchos de mis comportamientos sociales y, de esta manera, es más sencillo para mí aceptar las consecuencias de esas maneras de hacer, decisiones tomadas y vidas vividas (toma recurso).

¿¡A dónde vamos!?

Por dónde empiezo... Pues por el principio, descripción de la situación: 22:00 aproximadamente, volvemos a casa de dar un paseo con la niña y nos fijamos en una situación muy habitual y que, puede que por esto mismo, hasta ahora no me había llamado la atención, pero que se repite a diario en esta y otras formas similares. (Sonámbulos andando por la calle con el móvil pegado a la oreja y "música" a todo trapo; adolescentes sentados uno al lado del otro comunicándose a través de mensaje de texto, etc.) En este caso nos encontramos con 8 niñas y niños de entre ¿4? y ¿13? años, escuchando, bailando y gritando  cantando a todo volumen con un cacharro de estos a los que llaman karaoke, también a todo volumen, en medio de una jardín rodeado de pisos, tiendas y negocios de diferente tipo. Entre tanto los padres tan tranquilos en las terrazas de los bares de al lado. ¿Y qué? te preguntarás. ¿Cómo que y qué?.

Maternidad, paternidad y culpa

Ains,da gusto escribir cuando nadie te lee, porque hay que tener poco cerebro, o muchas ganas de leer tonterías (ambas quizá) para escribir en la misma frase maternidad, paternidad y culpa, ¿o no?. Da gusto que nadie te lea,, sí, o te lean pero no te tengan en cuenta, porque creo que este texto no va a gustar ni a unxs ni a otrxs.  Pues eso, que acabo de ser padre (he elegido esperar unos meses antes de "publicar" esto, para ver si cambiaba de opinión o mi visión se suavizaba, pero no, ha ido a peor) y he tomado conciencia de la cantidad de tonterías, críticas, chorradas, sinsentidos y consejerxs que abundan por este mundo nuestro.  Ya no es que no seas un científico de referencia (pocos pueden serlo) o que lo que escribas tenga la más mínima base científica (poco usual), es que estas pseudo-opiniones no presentan la más mínima base ética, moral y de respeto exigible en cualquier texto público dirigido a personas que buscan información útil en situaciones más o men

Sexismo, carnaval y menores de edad.

Primero: no tengo nada en contra del carnaval, más bien todo lo contrario. Me gusta ver a gente feliz y divirtiéndose (aunque para ello tengan que recurrir a disfrazarse de lo que no son o fantasear con ser lo que tampoco son), me encanta el origen y su significado social e histórico, me atraen los colores, la sátira y la crítica que suele implicar esta celebración. Así que, esto no es una crítica al carnaval, ni mucho menos. Además, puestos a ocupar las calles e interrumpir la vida de la gente, mejor por diversión que por semana santa (por ejemplo). Dicho esto, me centro en lo que quería escribir. Desde siempre (que tengo recuerdos) he visto diferencias significativas entre los disfraces de unas y otros. Mi madre ya formaba parte de una peña de carnaval, e incluso hace 15 años, ya por entonces ella siempre enseñaba más carne que su compañeros hombres. Enseñaba más carne, pasaba más frío (febrero suele ser un mes fresquito, aún a pesar del cambio climático) la miraban más (por u